Cómo evitar los errores más frecuentes al embalar

Cómo evitar los errores más frecuentes al embalar

¿Hay algo peor que un cliente insatisfecho? Aunque es cierto que siempre pueden surgir imprevistos, un buen trabajo de embalaje te ahorrará muchos disgustos a la hora de entregar tu mercancía en las mejores condiciones. Te explicamos cuáles son los errores más comunes al embalar para que puedas mejorar la eficiencia de tus envíos.

Una buena caja de embalaje


¿Por qué es tan importante el embalaje de un producto?

Tras la inversión en tiempo y dinero que supone la fabricación de un producto, no tendría sentido dejar el último paso en manos del azar. El proceso de embalaje es también una parte importante del proceso de producción: la guinda del pastel.

No se trata solo de proteger el producto durante su transporte para que llegue sin problemas. El embalaje también condiciona la experiencia de usuario, y la experiencia de usuario influye en el éxito de tu producto o servicio.

Un packaging adecuado se traduce en una mayor satisfacción del cliente y dice mucho de tu marca. Es una oportunidad para distanciarte de la competencia, consolidar la identidad de tu empresa y captar la atención de clientes potenciales.

Son muchos los aspectos positivos (y también los negativos) asociados al embalaje de un producto. Por seguridad, por eficiencia y también por una cuestión de imagen, es importante tener bajo control todos los detalles del proceso si quieres que el resultado cause una buena impresión en el cliente.


Los 6 errores típicos a la hora de embalar

De poco sirve lamentarse cuando el problema ya es una realidad. ¡Tienes que adelantarte a los imprevistos! Si le llevas ventaja a todo lo que podría pasar tendrás muchas más posibilidades de evitar el desastre: roturas, pérdidas, gastos innecesarios, devoluciones…

El problema es que, cuando se trabaja de forma mecánica, acaba siendo complicado identificar los puntos del proceso que están fallando. Aquí tienes una lista con los 6 errores de embalado más comunes para que los contrastes con tus prácticas habituales y te des prisa en introducir las mejoras necesarias.

Embalar de manera adecuada

  1. Tamaño inadecuado de las cajas

    Aunque el error puede deberse tanto a la falta de espacio como al exceso, lo más común es que haya cierta tendencia a la sobredimensión. Emplear una caja mucho más grande de lo que realmente necesitas para embalar tu producto es un coste innecesario que además tiene un efecto negativo en el cliente.

    A nadie le gusta meter en casa una caja de grandes dimensiones cuando compra un artículo pequeño. Ajústate a las necesidades del producto y demuéstrales a tus clientes que la eficiencia es un rasgo característico de tus servicios.

  2. Relleno poco eficiente

    Al igual que sucede con el tamaño de las cajas, con el relleno se puede pecar de exceso o de falta. Si utilizas más relleno del que necesitas, el producto acabará escondido en el interior de la caja y el cliente tendrá que hacer un esfuerzo para encontrarlo. Y si no empleas el relleno necesario, corres más riesgo de que el artículo llegue dañado a su destino como consecuencia de los movimientos durante el transporte.

    Ninguna de las dos opciones resulta rentable para el negocio o útil para el usuario. Antes de hacer una inversión en material de embalaje deberías valorar detenidamente la relación entre las dimensiones de la caja y la cantidad de relleno para encontrar el equilibrio óptimo.

  3. Demasiada cinta

    Si concentras todos tus esfuerzos en el contenido, pero te olvidas de optimizar el cierre de la caja, igualmente habrás perdido la partida frente al consumidor. A los usuarios no les gusta tener que lidiar con tiras kilométricas de cinta adhesiva que retrasan la apertura del paquete o que les obligan a emplear algún tipo de herramienta adicional.

    Por otro lado, este exceso de cinta resulta poco estético y puede afectar a la imagen de tu marca. El secreto del éxito de estos cierres está en ser eficientes sin perder el estilo. Usar mucha cinta puede dar a entender que no estás usando cajas de calidad y que no confías en la seguridad del embalaje, así que no abuses de este material. Este mismo principio se aplica al film para paletizar.

  4. Materiales reutilizados

    Aunque los clientes valoran mucho el empleo de materiales reciclados, no está dispuesto a recibir un embalaje que ya ha sido empleado con anterioridad. Son dos cuestiones diferentes.

    Si vuelves a usar para otro envío una caja que te ha llegado de vuelta, el usuario se sentirá infravalorado. Recicla el material que ya has utilizado y emplea siempre cajas nuevas con tus clientes para que sientan que se trata de un envío personalizado.

  5. Cuidado con el papel de burbujas

    Es muy habitual pensar que el film de burbujas ofrece una protección óptima de los productos más frágiles. Sin embargo, determinados materiales resultan mucho más eficientes las láminas de espuma.

    Así como el papel de burbujas tiene costuras que pueden rayar las superficies más delicadas (p. ej., la pantalla de un televisor) el film de espuma tiene una estructura mucho más uniforme y ofrece una solución de protección más eficiente cuando se trabaja con materiales sensibles.

  6. Prescindir de las bolsas portadocumentos

    Con lo que te ahorras al comprar las cajas del tamaño adecuado y al reducir el relleno innecesario, puedes hacer una inversión en algo mucho más práctico: las bolsas portadocumentos.

    Es solo un pequeño detalle, pero aportará un aspecto mucho más serio y profesional al embalaje. Las facturas, albaranes y otro tipo de documentación que se entregan dentro del paquete, sin orden y arrugadas, no causan buena impresión.
Publicado en: Embalajes

Deja un comentario

En estos momentos no podemos atenderte, pero déjanos un mensaje y te responderemos en breve